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La otitis serosa puede presentarse a cualquier edad, pero es especialmente frecuente en la infancia, entre los 0 y los 7 años. Se trata de un tipo de otitis media, caracterizada por una inflamación del oído a causa de una infección y que consiste en la acumulación de mucosidad derivada de un resfriado. El síntoma principal suele ser la pérdida de audición.

Aunque existen diferentes tipos de otitis media, podemos distinguir la otitis serosa cuando el líquido que supura es acuoso.

A su vez, también cabe distinguir entre diferentes tipos de otitis media:

  • Otitis media aguda que puede ser viral o bacteriana. Este tipo de infección es más frecuente en neonatos y hasta los 3 años. Los síntomas en lactantes suelen presentarse con dificultades para dormir o irritabilidad.
  • Otitis media subaguda, también conocida como otitis media serosa, presenta síntomas muy leves a casusa de una infección previa del oído, aunque algunos niños puede desarrollarla a causa de una obstrucción en la trompa de Eustaquio. Aunque no suele presentar dolor, algunos de ellos podrán necesitar cirugía para aplicar un drenaje transtimpánico ya que puede dificultar la audición del niño.
  • Otitis media crónica es la menos común. Puede ser causada por una infección aguda del oído que no se cura por completo o que presenta infecciones repetitivas del oído.

Síntomas y causas de la otitis serosa

La otitis serosa suele desarrollarse a partir de una otitis media que no ha sido curada por completo, en la cual se produce una obstrucción en la trompa de Eustaquio. Esta infección aún activa presenta síntomas como dolor, pus y enrojecimiento y cierta pérdida de audición.

Prevención

Para prevenir la otitis serosa en niños podemos seguir una serie de consejos básicos para evitar este tipo de infección en el oído medio.

En primer lugar, es necesario evitar los cambios de temperatura, vacunar al niño cuando proceda, evitar la exposición ambientes que afecten al aparato respiratorio, como el humo del tabaco y, sobretodo, no abusar de los antibióticos para evitar la resistencia bacteriana a ellos.